En mi sueño, corro.
Corro lo más rápido que puedo, sintiendo el aire frío azotándome la cara con violencia. Corro hasta que mis músculos no pueden más. Hasta notar fuego en cada articulación.
Corro y, de repente, me paro en seco. Porque apareces justo en frente, medio sonriéndome.
Te miro, pero tu... desapareces.
Y entonces, ya no puedo correr más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas