domingo, 21 de marzo de 2010

Tan solo un instante.

Encerrado. Dentro de sí mismo. Su mente sumida en un millón de pensamientos. No oye nada. No siente nada. Nadie puede sacarlo de su mundo, de su burbuja, de su cabeza. Piensa en muchas cosas, pero a la vez, no piensa en nada. Sus ojos observan un punto fijo sin mirarlo, sin darse cuenta de nada. Sus oídos oyen sonidos, pero lejanos. No es capaz de escuchar nada. Sólo a sí mismo. Pero de repente, alguien dice un nombre... Su mente despierta de pronto, y por increíble que parezca, ya puede sentirlo, verlo y oirlo todo... con ese nombre extendido y encerrado en su cabeza.


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