
Y el caballero, dejó su espada y se acercó a la reina:
-Lo siento, no volvera a pasar - decia con cierta tristeza en sus ojos, como sabiendo que la perderia para siempre y sintiendo que si eso pasaba el dejaria de existir.
-¡No te creo, ya no, siempre me estas mintiendo! - gritó la reina orgullosa.
-Pero... - añadió el caballero
-Quiero que desaparezcas de mi vida, que te marches de aquí y no vuelvas - Sentenció la reina, interrumpiendo al caballero.
-Si ese es vuestro deseo, lo cumplire, jamás volveras a verme, y yo fingire que no tengo corazón - dijo el caballero mientras iba hacia la puerta.
-¡Tu no tienes corazón! - Finalizó la reina.
-Ya, porque tu me lo robaste.
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