Suspiré, con una extraña sensación de vacío en mi interior. Pero no era un vacío malo; era más bien la ausencia de una sensación, como si algo me hubiera dolido durante mucho tiempo y de repente el dolor desapareciera. Era la impresión de haberlo arriesgado todo por estar allí con un chico, y darme cuenta de repente de que aquello era exactamente lo que deseaba. Como si llevara toda la vida pensando que yo era un dibujo, y solo hubiera descubierto que en realidad era una pieza de puzzle al encontrar la pieza que encajaba conmigo.
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