Mi mente era una herida abierta.
Recorrí los pasillos de la casa. (...) Seguí dando vueltas hasta estar demasiado cansado para tenerme en pie, y entonces subí al piso de arriba y me metí en mi habitación. Me tumbé en la cama sin encender la luz; la mano me dolía por la añoranza del tacto de Grace.
Un enjambre de pensamientos giraba enloquecido en mi cabeza. No podía dormir.
(...)
Lo había arriesgado todo, y lo único que me quedaba era una mano vacía extendida hacia el techo.
Menos mal que la tuya no está vacía ;)
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