Conocía la exagerada expresión que los humanos aplicaban a la pena cuando hablaban de un "corazón roto". Melanie recordaba haber utilizado esa expresión aplicada a sí misma, pero yo siempre había pensado que era un hipérbole, una descripción convencional de algo que no tenía ninguna relación con lo físico, como cuando decimos que tenemos mano con las plantas. Así que podía esperar sentir dolor en el pecho. También la náusea, sí, la inflamación de la garganta, sí, y sí de nuevo a las lágrimas ardientes en mis ojos, pero ¿qué era esa sensación de desgarro bajo mis costillas? No tenía lógica.
(...)
Pude sentir lo intensamente consciente que era de aquella mano que estaba en la mía. Había una emoción que iba creciendo lentamente dentro de ella y que apenas podía reconocer. Algo cercano a la ira con un matiz de deseo y una cierta parte de resentimiento.
"Celos", me informó ella.
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